11 marzo, 2013

Neuras, neuras, neuras... ¿Vosotras qué hacéis?

 

Me acuerdo mucho de una buena amiga (madre) que me dijo hace un par de años: "Nunca sabrás lo que es el verdadero miedo hasta que seas madre". Y me sonó a mí a esas cosas que tanto me molestaban entonces de "no sabrás esto hasta que no vivas esto otro"... porque, claro, es una obviedad: hasta que no vives una cosa no percibes el mundo con el enfoque que te da esa determinada experiencia.

 

Pero ahora tengo que confesar y confieso: Ella tenía razón.

 

Sí, yo ya era antes una persona preocupada, neurótica, con tendencia a querer controlarlo todo para minimizar riesgos. No sé de qué lado de mi genética o de qué aspecto de mi crianza me viene este rasgo de personalidad: creo que es una inseguridad brutal que tampoco entiendo. Pero lo identifico y lucho, cuando puedo, contra ello.

 

Ahora la maternidad me ha disparado esta neurosis (de ahí el título del blog :-)). Hay cosas que me preocupan y darle vueltas en mi cabeza provoca el fenómeno "bola de nieve" (se va haciendo cada vez más grande, con más capas, más atemorizante). Así me ha pasado con los temas de crianza que me han hecho dudar y ahora me ocurre, sobre todo, con preocupaciones sobre su bienestar.

 

Un ejemplo que me tiene atacada hoy, por ejemplo. Hace poco leí en Facebook una noticia difundida por alguna web sobre bebés en la que se hablaba de casos de 'robo' de niños. No discuto que sea verdad, pero hay que reconocer (como periodista que soy) que la información en Internet no siempre es de una fuente rigurosa y que a veces la manera de contar una información carga las tintas en algunos puntos. En cualquier caso... hablaba de una calle madrileña, supuestamente llena de gente, donde una cuidadora pasea a un bebé en su carrito y una pareja le hace una pregunta sobre una calle. Mientras la cuidadora da la información uno de los dos delincuentes 'desatan' al niño (este nivel de detalle fue el que me genera cierto escepticismo sobre la veracidad total de la noticia) y se lo quiere llevar. Conclusión: estoy aterrada. No quiero pasear al niño. No quiero que salga a la calle, quiero meterlo en una cueva, en una burbuja y que nada ni nadie pueda hacer daño a mi bebé.

 

Locura, claro, porque esto es imposible.

 

El caso es que lo que sí tengo claro es que no voy a dejar (de momento) que su cuidadora le saque a pasear. Para eso estoy yo. Bastante miedo me da dejarlo en manos ajenas como para además multiplicar el riesgo añadiendo factores externos. Yo tengo la tarde libre y conmigo paseará, jugará y hará vida 'exterior'. Por las mañanas, de momento, en casa.

 

Ahora no es problema porque es pequeño y hace mal tiempo. ¿Si después lo será? No lo sé. De entrada su cuidadora (que le adora) ya se crea fantasias sobre "cuando le lleve a los columpios" y cosas parecidas. Me da mucha pena decirle desde ya que NO, que no le va a pasear de ningún modo. Me gusta que esté motivada con el cuidado del peque porque sé que si lo siente como algo 'ilusionante' y motivador el trato para él será mejor. Pero llevo todo el día dándole vueltas a esto. Quiero decírselo. Quiero que le quede claro: no le va a sacar de paseo. Y ahora que lo pienso me ha entrado la duda... ¿y si se le ocurre sacarlo un día sin mi permiso?

 

Esto ya es de traca. Sé que no lo va a hacer y por si acaso esta tarde cuando llegue a casa se lo voy a dejar más o menos claro. Pero ya estoy con mis neuras. Ella ya me conoce. Aún así... se lo diré. Porque si no voy a explotar de agobio.

 

Y llegados a este punto, pensaréis: "¿cómo hace esta mujer para no volverse loca, con la mente hiperrevolucionada que tiene?" Pues me he inventado una cosa: mi caja de neuras. ¿Os reís? Sí, es una locura pero me mantiene cuerda.

 

Lo inventé porque pensé que no podía ser un tipo de madre así. Pichuco necesita una madre equilibrada (es mi objetivo), así que cuando un tema como este,irracional y desmesurado, me agobia tanto como para bloquearme y aterrorizarme, visualizo una cajita (la cajita con las neuras de mamá) y me imagino que allí encierro esta idea que me aterra y que no tiene una dimensión 'normal'. Me permito el lujo de pensar un poco en ella, de tener ese lógico miedo, pero luego.... ¡¡a la caja!! y ya de ahí no debe salir.

 

Ni que decir que la caja está bastante llena.

:-)

 

1 comentario:

  1. Cómo te entiendo Marta y eso que yo no soy mucho de neuras, pero hay algo que dices que tienes toda la razón, cuando eres madre, todas las alarmas se disparan y sólo quieres proteger al peque. Aún así, te recomiendo (sé que es fácil decirlo desde aquí) que te intentes tomar las cosas de otra forma por tí misma, porque ahora lo tienes controlado en el carrito pero cuando quiera ir corriendo de aquí para allá te va a dar algo, jeje.
    A mí este tema que comentas también me ha traumatizado un poco, yo también lo compartí, pero creo que más allá de que sea verdad o mentira, lo que pretende, o por lo menos es lo que a mí me ha provocado es concienciarme sobre el tema y ser más prudente que nunca, esto es, no quitarles el ojo de encima ni un segundo cuando estén a su aire. Tu cuidadora puede sacarle, siempre que tú quieras, claro, pero adviértele de estos temas para que esté pendiente y/o alerta.
    Ains Marta, lo que nos queda por sufrir... esto no ha hecho más que empezar, jajaja.
    Por cierto, me ha encantado lo de tu caja! Un besito

    ResponderEliminar